Tras muchas reflexiones, opiniones, discusiones y demás pensamientos, tras una intensa tarde de búsqueda desesperada, de intentos fallidos, e incluso de locura transitoria. Tras caer en la trampa de elegir un nombre que en el fondo no nos convencía a ninguno. Tras todo eso, y como riéndose de nosotros, apareció esta mañana, tranquilo, sin prisa, y de repente, el nombre del hotel.
Debía evocar la naturaleza, lo auténtico, lo de antaño, pero también la libertad, el romper con todo.
Debía transmitir sensación de hogar y recogimiento, seguridad y protección.
Debía ser corto, sencillo y fácil de recordar.
Tenía que ser este, sólo podía ser este...pero para descubrirlo, tendréis que esperar un poco más, amigos, os dejo con la miel en los labios, pero pronto volveremos. ¡No dejéis de leernos!
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